miércoles, 24 de septiembre de 2008

Esta si dolió

El siguiente relato es uno de aquellos que realmente te deja marcado de por vida. Como casi todas las historias que he redactado, tenía alrededor de 12 años y ya iba por los 13 pues yo cumplo en Noviembre y era Octubre....el 31 para ser exacto. Así es: Halloween. En aquellos tiempos lejanos esta fecha podría resultar bastante significativa, sobre todo para mí. Las mujeres de la promoción hacían reuniones (a las cuales nunca me invitaban) y fiestas (a las que invitaban a toda la promoción) y yo (habiendo adelgazado unos 5 kilos y siendo flaco y con un autoestima más alto) asistía con todo el gusto del mundo. Cuando digo que antes era un poco gordo quiero decir no que era rellenito, sino gordo...aún recuerdo mi hermana cantándome: "Ayudín, ayudín, a la grasa le pone fin". En fin...
Esta fiesta de Halloween fue todo un evento, en una casa muy bonita en Miraflores que tenía piscina. Mi disfraz fue uno muy poco creativo, en esa época yo escuchaba mucho punk, asistía a conciertos en barranco y pogueaba con gente mayor q me tumbaba al piso....Me disfracé de punk. Recuerdo que fui con mi padre a comprar el spray para tener el pelo rojo por un par de días y luego al dejarme en la fiesta me dió su celular y me dijo te llamo a la hora que pase a recogerte. Bacán.
Entrando a la fiesta me encuentro con mis amigos y todos estaban disfrazados igual que yo pero con un color de pelo diferente. Un amigo, José Antonio, me dijo: "Oye por favor, jálame a mi casa que no tengo como regresarme"....Bacán.
Ahora.....¿Qué sucedió? De una u otra manera me encontraba hablando con unos amigos que de broma me comenzaron a empujar hacia la piscina, bueno.... la broma no les funcionó muy bien (o tal vez demasiado bien) y caía a la piscina........ Recuerdo estar debajo del agua y ver como toda esta se ponía roja por el tinte que llevaba y pensar: "bueno, salgo de la piscina y me mato de risa", pues realmente no me molestaba tanto haberme caído. Salí de la piscina y comence a bromear con mis amigos (¿amigos?) y tratar de empujarlos a la piscina cuando recordé: Tengo el celular de mi papá y ahora está malogrado y está comenzando su negocio y ahora nadie lo va a poder llamar. Mi padre es una persona muy alegre pero si se molesta no hay quien lo pare.
Lloré, al frente de toda mi promoción lloré. Nadie entendía por qué, de la nada había cambiado risas por lágrimas. Luego de explicarles a todos entre alaridos fueron muy buenos, me dieron ropa, una secadora, y abrazos. Pero el daño estaba hecho.
Lo peor fue cuando me recogió mi padre y José Antonio tuvo que escuchar todo el grito de su parte y responder de vez en cuando preguntas como: "¿Tu también eres tan imbécil?". No estoy bromendo, esa fue la vez que mi padre me ha odiado más que nunca, lo veía en sus ojos.
Bueno, el punto es que ahora siempre que hay una piscina en una reunión o fiesta escucho comentarios como: "¡Ignacio cuidado!" y lo tengo, no camino cerca a ellas por nada. La moraleja es: Nunca está de más ser precavido.

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