jueves, 20 de noviembre de 2008

la mano

Como la mayoría de mis anécdotas, esta sucede hace muchos años, cuando me encontraba en 6to grado de primaria había una chica a la que siempre molestaba. La molestaba con cariño pues realmente era una muy buena amiga.
Para que esta anécdota tenga sentido debo describir cual era mi situación en ese entonces: había pasado de ser un chico gordito de 5to a un flaquito medio chapado de 6to y todo en un solo verano, de esta forma un mundo de posibilidades se me abrió, sin saberlo ya les gustaba a dos chicas bien bonitas de mi clase, ella era una de ellas 2.
Bueno resulta que había tenido uno de esos días en los que todo sale bien y todos se ríen de tus chistes entonces me sentía capaz de todo. Ella me metió un papelito dentro del polo por molestar y lo único que hice, casi por inercia, fue meterle un papelito por el pantalón.... ¿Qué me habría creido?. Bueno, aparentemente metí demasiado la mano y ella volteó indignada y sin vacilar me pegó fuertemente en la cara con un puño lleno de anillos de metal. Dolió, doliò mucho, es más, se hincho mucho. Luego cuando llegué a mi casa mi mamá me preguntó qué me había ocurrido y le contesté: "me caí contra una carpeta". Mi ojo estuvo morado por una semana mas o menos y eso funcionó como una marca para que todos supieran lo que había hecho, que roche.
La moraleja es: no tocarle el poto a alguna chica al menos que sea más que seguro que no se va a indignar, claro está que me costó un par de intentos más en la vida para asegurarme de que esta moraleja era cierta.

No hay comentarios: