martes, 7 de octubre de 2008

Caída Libre

Esta anécdota le sucedió a un chico “X”, un día lluvioso en el segundo piso de Letras. Yo estaba sentado en los ladrillos de la rotonda (donde esta la pared dibujada con personas azules) y había comenzado a llover hace una media hora aproximadamente. Estaba hablando con unos amigos, cuando de pronto mi amigo me señala el segundo piso. Yo volteo la mirada y solo alcance a ver una persona que estaba medio echada y cayó fuerte al suelo, tanto que todos los presentes en la rotonda se dieron cuenta. Lo que había sucedido era que el chico estaba corriendo para llegar a quién sabe dónde, y como el piso estaba resbaloso, perdió el equilibrio y literalmente estuvo echado en el aire, para luego caer de espalda, seguido por un “AAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUU” de toda la rotonda. Al principio todos estaban preocupados, pero una vez que el desafortunado se levanto, todos los presentes comenzaron a matarse de risa y aplaudir. Al pobre chico no le quedo de otra más que agradecer los aplausos y taparse la cara.

Moraleja: Si ha llovido es mejor no correr, te puedes caer y pasar roche, o, en el peor de los casos, hacerte daño.

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